Dignas de un análisis mucho más profundo, estos párrafos son sin duda, la característica transversal que marca el pragmatismo del entonces presidente y máximo exponente de la política argentina.
Tres momentos peronistas.
1945: Perón abandona el
ejército para dar inicio a un cambio en la sociedad.
“Dejo el
honroso uniforme que me entregó la patria, para vestir la casaca del civil y
mezclarme con esa masa sufriente y sudorosa que elabora el trabajo y la grandeza
de la patria. Por eso doy mi abrazo final a esa institución que es un puntal de
la patria: el ejército”.
1955: Perón da un discurso
en la Plaza de mayo en donde exige violencia.
“La contestación
para nosotros es bien clara: no quieren la pacificación que le hemos ofrecido.
De esto surge una conclusión bien clara: quedan solamente dos caminos: para el gobierno,
una represión ajustada a los procedimientos subversivos, y para el pueblo, una
acción y una lucha que condigan con la violencia a que quieren llevarlo”.
1974: Perón da un discurso
en el Congreso de la Nación en donde justifica a las fuerzas armadas.
“Las FUERZAS ARMADAS
están trabajando en el concepto de guerra total y, en consecuencia, de defensa
total. La verdadera tarea nacional es la de la liberación, y nuestras Fuerzas Armadas
la han asumido en plenitud. La defensa se hace así contra el neocolonialismo y,
el compromiso de las Fuerzas es con el desarrollo social integrado del País en
su conjunto, realizado con sentido nacional, social y cristiano.
Hay
una cabal coincidencia entre la concepción de la IGLESIA, nuestra visión del
mundo y nuestro planteo de justicia social, por cuanto nos basamos en una misma
ética, en una misma moral, e igual prédica por la paz y el amor entre los
hombres”.