lunes, 25 de mayo de 2020

¿QUÉ FUE LA REVOLUCIÓN DE MAYO Y QUÉ REPRESENTA EN LA ACTUALIDAD?


Por Daniel Favieri Tuzio.

“Hacia 1812 el Triunvirato le prohíbe a Belgrano la utilización de la bandera, ya que podía ser ella un símbolo de ruptura total con el orden español”.


Romper las tiránicas cadenas impuestas a las Provincias unidas del Río de la Plata, fue el sostenimiento unánime de los hijos de España que, cansados de tanto desconcierto, decidieron romper con el orden impuesto. O al menos eso plantean algunos libros sin ánimos de analizar la profundidad del caso.
Así se inicia un proceso que cuenta con un antecedente fundamental. Las invasiones inglesas y la reacción de un pueblo de Buenos Aires que defendió “con lo que tenía” un futuro de libertad.
Ellos y ellas no lo sabían. Quizás nunca tomaron dimensión. Pero muchos de los que participaron en la lucha contra los ingleses, se verían haciendo la Revolución.
Fueron tiempos en los que la maquinaria de la guerra y de la sangre se instalaron en el Río de la Plata. Eran momentos de demostrar valor, unión y fuerza. Pero… ¿Era tan así?
Vale la pena recordar que la Revolución de mayo fue la continuidad de un proceso que se inició con la Invasión de los ingleses a Buenos Aires. Y que el 25 de mayo de 1810 no fue nuestra Independencia, sino que fue el día en que el pueblo de Buenos Aires decide imponer un nuevo orden. Un camino imprevisto de obstáculos que se fundamentaban en las figuras de nuestros grandes patriotas, los hijos de España, que decidían por una Patria desarmada. Se decidían por una identidad… Ser criollos y de América.
Voy a tomarme de una licencia para analizar la Revolución de mayo desde otro lugar. Invito a que pensemos juntos a Manuel Belgrano, en el año de nuestro prócer. (Conmemoramos 250 años de su nacimiento y 200 de su muerte).
Decía don Manuel “(…) ¡Sí o no! Pronto, señores, decirlo ahora mismo, porque no estamos dispuestos a sufrir demoras y engaños; pero, si volvemos con las armas en la mano, no responderemos de nada”. ([1])
Desde este texto, esa figura de estampita que nos entregaron durante tanto tiempo en los manuales, se vuelve en realidad una figura aún más espléndida para el análisis. Porque no se trataba solo de un patriota de palabras, sino de un patriota de acción.
Es indiscutible que en su ser radicaba la más fuerte de las llamas del pensamiento patriótico. Pero que, además, se trataba de una referencia preparada para dar el salto esperado.
Belgrano había viajado a España para completar sus estudios. Asistió a charlas de Jovellanos y de grandes pensadores. Se transformó en fisiócrata ([2]) y regresó a Buenos Aires con nuevas inquietudes. Se fue perfilando desde la política como un hombre de voz y voto.
“Al concluir mi carrera por los años de 1793, las ideas de economía política cundían en España con furor, y creo que a esto debí que me colocaran en la secretaría del Consulado de Buenos Aires” cuenta en su autobiografía.
Luego de haber tenido preponderancia en el consulado de comercio en 1794, fue nombrado capitán de las milicias urbanas tres años después. Hacia 1810 se transformó en el miembro de la Primera junta de gobierno, siendo uno de los hombres más experimentados de Buenos Aires.
Por aquellos años Buenos Aires, respecto del Litoral, había sido beneficiada de una figura comercial de preponderancia y en su puerto estaban las grandes fuerzas económicas.
El general Paz retratará a Belgrano de la siguiente manera: “El general Belgrano, sin embargo, de su mucha aplicación, no tenía, como él mismo dice, grandes conocimientos militares, pero poseía un juicio recto, una honradez a toda prueba, un patriotismo el más puro y desinteresado, el más exquisito amor al orden, un entusiasmo decidido por la disciplina y un valor moral que jamás se ha desmentido”.
A pesar de todo lo dicho, el pueblo de Buenos Aires aún no se había preparado para un nuevo orden. Era más bien vigía de las normas impuestas y, en sus gloriosos avances, lo hacía de forma desordenada. Sin un parámetro de congruencia entre lo que se aspiraba y lo que realmente se pensaba. No hay que olvidar el siguiente orden de reciprocidad y subsistencia: si España sobrevivía, no se sacrificaba el orden comercial.
Entonces para la historia de nuestra Revolución se abrían dos frentes y no uno. Por un lado, había que enfrentar a las contrarrevoluciones internas que se figuraban de un proyecto inconsistente porque había que retener el orden impuesto, muchas de las veces desde un enfrentamiento directo con el poder que detentaba Buenos Aires desde hacía años. Y, por otro lado, contra el avance de los realistas que se apostaban, sobre todo en Chile y al Norte, y que eran una constante amenaza para los proyectos de Independencia.
Curioso caso el que bautizaba a nuestra futura Nación. No se lograba una integridad sostenida en ninguno de los aspectos. ¿Fue una reacción más que una acción pensada?
“No puedo pasar en silencio las lisonjeras esperanzas que me había hecho concebir el pulso con que se manejó nuestra Revolución. (…) El congreso celebrado en nuestro estado para discernir nuestra situación, y tomar un partido en aquellas circunstancias, debe servir eternamente de modelo a cuantos se celebren en todo el mundo. (…) Casi se me hace increíble nuestro estado actual. Mas si se recuerda el estado deplorable de nuestra educación, veo que todo es una consecuencia de ella., y solo me consuela el convencimiento en que estoy de que siendo nuestra revolución obra de Dios, él es quien la ha de llevar a su fin, manifestándonos que toda nuestra gratitud la debemos convertir a S. D. M. y de ningún modo a hombre alguno” escribía en 1814 Manuel Belgrano.
Sin lugar a dudas la Revolución de mayo como tal seguirá pensándose y reafirmándose, pero también en buena medida, atribuida a un pensamiento sesgado.
A veces se comprometen ciertos ideales en la importancia que cada administración gubernamental encuentra para las fechas patrias.
Lo que parecía ser una Revolución ordenada, muchas veces había sido atribuida, desde el imaginario patriótico, al desvelo por empuñar la espada.
Existían dos formas de hacerla. La primera era por medio del sostenimiento de una monarquía federal en la cual la corona seguía existiendo en cuanto a la fidelidad expresada al rey. Y la segunda como lo indica Moreno. Rompiendo bajo toda forma con el orden de la tiranía española.
Es en esa puja que se encuentra el conflicto entre los más conservadores de la Revolución y los más radicales. Hacia 1812 el Triunvirato le prohíbe a Belgrano la utilización de la bandera, ya que podía ser ella un símbolo de ruptura total con el orden español.
Tal es la efervescencia del caso, que un fuerte San Martín promueve un golpe a los idearios del patriotismo y comienza a pedir la Independencia exaltando a cada paso la figura de un Belgrano denostado por el poder político de entonces.   
No era como se dijo por allí (de un presidente argentino a un rey español), una Revolución de la angustia. Era una Revolución de las armas en la que sus más eximios pensadores también tuvieron que sangrar, llorar y bramar por el fin de la tiranía. En donde los enfrentamientos internos también derivaron en muertes incomprendidas. Y en donde los hijos de España comenzaron a definir su propia Patria.
Así como lo reza el poema “Allí donde partir es imposible. Donde permanecer es necesario. Donde nunca se está del todo solo. Donde cualquier umbral es la morada. Allí donde se quiere arar y dar un hijo. Allí donde se quiere morir… Allí es la Patria”.  Ellos ya se sabían americanos.
Cuantas conclusiones dispara la Revolución de mayo. Identidad, diversidad, ideas, patria… Una Patria que, pienso yo, no debe ser construida desde las imágenes de unos pocos, sino desde la memoria colectiva y poderosa que implican directamente a los ideales y las convicciones. Todos y todas debemos saber a dónde vamos y cuáles son los elementos fundantes de nuestra identidad.
No alcanzan los recorridos en palabras para expresar la desazón que se siente cuando un o una habitante de nuestra tierra tiene que emigrar por las políticas del estado. Cuando la pobreza pasa a ser cuestión de otros y otras invisibilizados e invisibilizadas por las clases dominantes. Ni qué decir cuando en el intento de llevarse todo puesto, se olvida de la objetividad del caso. Contar la historia no es negarla. Hablar de historia no es querer bajarle el tono a una Revolución. Al contrario. El 25 de mayo de 1810, nuestra tierra comenzaba la irradiación de una Independencia que tardaría en llegar. Pero que, a sangre y dolor, muerte y desdicha, exilios y olvidos, promovió el más alto de los ideales. La libertad.
BIBLIOGRAFÍA
- CARRANZA, Neptalí. Oratoria argentina. Buenos Aires, Sesé y Larrañaga Editores, 1905.
-DI MEGLIO, Gabriel. 1816. La trama de la Independencia. Buenos aires. Planeta. 2016.
-HALPERÍN DONGHI, Tulio. El enigma Belgrano. Un héroe para nuestro tiempo. Buenos Aires. Siglo XXI editores. 2015.
-HALPERÍN DONGHI, Tulio. Revolución y guerra. Formación de una elite dirigente en la Argentina criolla. Buenos Aires. Siglo XXI editores. 2011.



[1] CARRANZA, Neptalí. Oratoria argentina. Buenos Aires, Sesé y Larrañaga Editores, 1905.
[2] Sistema económico que vinculaba el origen de la riqueza de los países a la explotación de sus recursos naturales.

sábado, 23 de mayo de 2020

Nazis en la Argentina

Comparto los siguientes micro - documentales sobre Nazis en la Argentina, con la intención de recorrer una parte de la Historia de nuestro país y su accionar luego de la segunda guerra mundial. 
Estos micro - documentales fueron realizados en el período de cuarentena vivido en la Argentina, luego del avance del COVID - 19. Se hicieron con un celular y programas de edición caseros. En la lista de reproducción encontrarán: 

CAPÍTULO I: Hotel Edén. 
CAPÍTULO II: Adolph Eichmann
CAPÍTULO III: Mengele
CAPÍTULO IV: Priebke
CAPÍTULO V: Mercedes Benz
CAPÍTULO FINAL: Adolph Hitler

La pregunta guía del trabajo, es saber si Hitler estuvo en la Argentina luego de la segunda guerra mundial o bien, como aseguran los rusos, murió en Alemania antes de ser apresado.