Se fue. De repente se fue como la luz que alumbra el día. No
nos damos cuenta y desaparece. Y ya no está.
Mi hermano era como esa luz. Era un sol que ahora alumbra
nuevos horizontes. Que baña con sus rayos nuevas tierras predicadas con el
olvido.
Fue hace un año, pero parece que hicieran diez. Lo perdí con
el ocaso del verano, se me fue con la locura del invierno.
Su último llamado fue raro. Porque él decía que estaba bien.
Pero lloraba. Él pensaba que volvía. Pero lloraba. Él soñaba con que se trataba
de heroísmo, pero yo también lloraba.
Quizás perturbada por recuerdos de un futuro que aún no
sucedía. O quizás intentando que las imágenes que nos retrataban en la
infancia, no fueran tan solo olvido.
Siempre fue un idealista. Y yo lo seguía en cada una de esas
cosas que proponía. La llamaba a mi viejita y le decía… “Mirá vieja, allá
arriba vos y yo” señalando un cielo inalcanzable. Creo, incluso hoy, que él
sabía que era el sol.
El indescriptible lloriqueo de su voz me hacía imaginar esa
mirada tan fuerte (porque él lo era), tan débil como los árboles a los que les
llega el tiempo de la decadencia. Lo veía desde lejos con una temerosidad
impropia de su alma. Con un sinfín de sensaciones que lo desarmaban por dentro.
Y muchas veces lo soñé. Sí, sin dudas que lo soñé. Con todo
ese miedo, temblando de frío aunque nos dijeran que nuestros soldados en
Malvinas la pasaban bien. Aunque nos dijeran que comían y los atendían. Aunque
nos quieran hacer creer el verso de que la guerra la estábamos ganando… Yo
pensaba, ¿cuánto han de durar los ojos vendados de la sociedad? ¿O tan solo se
tratará del miedo a la verdad, de la utopía de la libertad?.
Malvinas argentinas que por vos juramos con valor defender
nuestra bandera y nuestra memoria. Malvinas que bajo tus aguas pervive la
sangre de nuestros soldados olvidados por los muros de las fronteras mentales
que no abren su barrera. Malvinas que por tu memoria entregamos a nuestros más
nobles héroes. Malvinas que por vos volvieron aquellos que pagaron con años de
su vida el precio de regresar. Malvinas que fuiste, sos y serás la causa más
grande de nuestros sueños, que nos desvelan en las noches de pesadez… Malvinas
por vos seguiremos de pie, erguidos y erguidas como argentinos y argentinas
unidos y unidas en una sola canción impregnada de la búsqueda incansable de
quienes ya no están.
Se ha ido el sol. Se ha ido mi hermano junto a nobles almas
que ya no regresaron jamás. Ahí quedó el mate de la vieja, estancado en el
tiempo. Soñando día y noche conque Ramiro va a regresar. Ahí se quedó el abrazo
eterno del viejo con una sonrisa histórica que nunca habremos de olvidar. Ahí
se queda tu sonrisa hermano mío, con la sangre olvidada en las tierras del fin
del mundo. Con un viento fuerte que sopla con su voz constante “MALVINAS NUNCA
TE HABREMOS DE OLVIDAR”. Porque somos los hijos y las hijas de la Democracia.
Somos la bandera que nunca habremos de bajar. Porque recordar a nuestros héroes
siempre será presente. Porque recordar a nuestros héroes siempre sea futuro.
Aquí me quedo hermano mío. Con tu sangre olvidada. Esperando
que la Democracia traiga en este 1983 glorioso, tu nombre en un recuerdo o tu
gloria en la eternidad. Que tu luz no me olvide. Yo no lo haré contigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario