“En esta primera fase expuesta hemos abarcado un período
que va desde el año 1963 hasta el golpe de Estado de 1976. Ahora bien ¿Qué
pasaba con los jóvenes y adultos del período abarcado? ¿Por qué el rock se
vuelve tan masivo? ¿Cuáles eran las motivaciones de este género novedoso?
Existe en primera instancia un aporte crucial. Las
generaciones de los 60´ y los ´70 tenían incorporados ciertos ideales que
quizás hoy no sean tan evidentes ni representados.
Estamos hablando de épocas marcadas en cuanto a la lucha
por los salarios y la dignificación del trabajador. Algo que no ocurría en los
escritorios de una oficina, sino más bien en las calles. De aquí se evidencia
una importante cercanía a las masas.
Juan Domingo Perón ya había penetrado a la mayor parte del
pueblo argentino con sus discursos anti oligárquicos, mientras que los grupos
de poder ejercían una presión constante ante las naciones latinoamericanas
avalando a las numerosas dictaduras militares. Y es en ese contexto en donde
Fidel Castro y Ernesto Guevara presentan la revolución como la nueva bandera de
los oprimidos. Tal es así que las universidades fueron uno de los puntos en los
cuales se elevaban las banderas de la revolución cubana.
Otro de los elementos fundamentales para un nuevo
movimiento social se da desde la ciencia misma. Y cuando uno habla de
tecnología, rápidamente asocia dicha palabra con progreso y revolución. Y si
algo ha de atravesar las etapas históricas y definir un cambio en el tiempo, es
el progreso científico y, por ende, tecnológico. Dentro de ese marco podemos
referirnos a cambios paradigmáticos que marcaron el ritmo de la Historia, como
ser la imprenta, la máquina de vapor o la electricidad. Pero no podemos detenernos
en aquellos tiempos, sino más bien adentrarnos en los que estamos trabajando. Y
en ese sentido, la creación de la televisión no tardaría en modificar la
estructura misma de una familia así como la de la sociedad entera.
Para Pierre Bordieu la tele significa Ser. “Ser es ser
visto en la televisión. En definitiva, ser visto por los periodistas, estar
como se suele decir, bien vistos por los periodistas”
Y es este invento un referente importante para nuestro
trabajo, debido a que, como hemos leído en el capítulo III, este medio masivo
sirvió de disparador para la innumerable cantidad de artistas talentosos que
buscaban un lugar en dónde tocar.
Cuando un individuo de más de cincuenta años habla de la
recordada “caja cuadrada” como se la denominaba a la tv (con el tiempo pasó a
ser la “caja boba”), es muy probable que haga referencia inequívoca a
referentes musicales y televisivos como “Sábados circulares” o “el club del
clan”. El primero, denominado como programa “ómnibus” debido a sus seis horas
de duración, era el programa conducido por “pipo” Mancera y que, en base a las
talentosas figuras que pasaron por el mismo, llegó a medir 82 puntos de rating.
En cambio “el club del clan” se trataba de nóveles artistas que, guion de por
medio, interpretaban a un grupo de amigos que a lo largo de la emisión
desarrollaban distintos números musicales.
Si lo pensamos un poco, la televisión representó en nuestro
país la globalización de la música, pero por sobre todo del rock nacional.
Eran tiempos difíciles. Claramente los artistas de nuestra
música no hubieran conseguido semejante masividad de no haber participado de
cuanto programa televisivo o radial pudieran.
Y aquí entra a jugar un nuevo factor. A la vez que los
artistas se entregaban lentamente a la magia de la televisión, los auspiciantes
de cada programa veían incrementar su negocio a raíz de la publicidad.
Casi sin pensarlo, el rock nacional participaba del
establecimiento de un engranaje capitalista, pero que sin embargo también le
era redituable en cuanto a su propia propagación. (No hablamos de dinero, sino
de arte. Es clave aclarar que muchas veces el artista salía perdiendo dinero en
estas presentaciones)
¿Qué pasaba entonces con el sistema publicitario? Las
chicas querían comprar los vestidos de moda, los chicos querían la campera de
cuero de Sandro, los mayores querían comprarse un geniol y los idealistas
querían tocar rock.
Lenta pero progresivamente, la sociedad argentina se
presentaba como parte de un cambio indisoluble. A partir del pacto rock-sociedad-tv
las necesidades comenzaron a ser otras.
La TV fue un claro disparador para aquellos que permanecían
lánguidos ante los desfalcos políticos y económicos que aturdían a la población
argentina. La “caja cuadrada” acercó a chicos que lentamente comenzaban a
expresarse en los recitales, luego en las marchas y posteriormente en la lucha
cuerpo a cuerpo. Rompiendo sus propios paradigmas y exponiéndose sin medida
alguna.
Así, es claro exponer que si Suí Géneris hablaba de
“Confesiones de invierno”, todos lo hacían. Si a Litto Nebbia se le daba por
cantar “la balsa”, podía hacerlo ante personas a las que jamás les conocería la
cara.
Es así que las motivaciones del rock nacional perseguían
claros objetivos: La protesta, la paz y la rebeldía. Pero no cualquier tipo de
rebeldía, sino que se trataba de la rebeldía de poder decir que “no” y
aguantarse los palazos en la cabeza fundamentados en una ideología creada por
sus propias necesidades.
“El adolescente de esa época luchaba y llegaba a hacerlo
violentamente, en el frente interno de su hogar para lograr tres libertades: la
libertad en salidas y horarios, la libertad de defender una ideología y la
libertad de vivir un amor y un trabajo; en el frente externo, en la sociedad,
prefería renunciar a comodidades detrás de aquellos ideales que consideraba
acertados”.
En Argentina, nuestros talentos eran en sí mismo lo que
Lennon al mundo. Eran la irreverencia y la desobediencia unidas a los ideales
de que “todo puede cambiar”. Esa era la histórica esencia del rock nacional
que, como veremos en adelante, comenzaría a cambiar”. [1]
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