Este texto parte de una pregunta y una premisa… ¿Qué es la Historia?
Que la Historia es la ciencia que estudia el pasado, sería
la respuesta más obvia a la cuestión, pero ello no repara en todos los
mecanismos de los que se vale la Historia, para arribar a una respuesta
definitiva, completa y verosímil.
Porque la Historia es
abstracta, no la podemos tocar. La podemos construir con nuestro accionar
como miembros de un mundo globalizado que nos relaciona como sociedad. Pero
para arribar a esa construcción totalizadora, debemos recurrir a otras ciencias.
Por ejemplo, la Historia se nutre de la Geografía. En la
utilización de mapas se presenta la evidencia más concreta. ¿Qué sería de la
Historia si no pudiéramos delimitar un continente, un país o bien una región?
¿Qué sería de la Historia si no pudiéramos contar con las coordenadas exactas
de los pasos mediante los cuales San Martín cruzó los Andes?
Lo increíble del caso es que, desde la complementación de la
Historia con la Geografía, podemos derivar una ilimitada cantidad de opciones
para constituir los cimientos de esta ciencia tan abstracta.
A partir de ella, podemos hablar de GLOBALIZACIÓN.
(Financiera, tecnológica, económica, cultural, política, ecológica, territorial
y sociológica) La geografía marca el ritmo
de los datos y la Historia los acopla a un estudio social, político y cultural
que le permitirá reproducir en el presente los aspectos de una sociedad, de una
guerra o de una epopeya entre otras cosas.
Nunca mejor dicho por Pierre Villar, y teniendo en cuenta
estos aspectos básicos que la complementan “la Historia es la ciencia que nos permite comprender el pasado para
entender el presente”.
Y para darle una razón más valedera a esta frase, debemos
hablar de que la Historia, además, se vale de otras ciencias que permiten
llevar adelante y con una mayor rigurosidad todos los estudios necesarios para
esta comprensión. (Psicología, sociología, antropología, etc.)
Así, y es nuestro caso, para
hablar de INDEPENDENCIA, CAPITALISMO, IMPERIALISMO, debemos tener en cuenta
una serie de cuantificaciones, nutridas estas mediante el complemento con otras ciencias.
Hablaremos entonces
de SISTEMAS – MUNDO. ¿Qué son los sistemas – mundo? Suele ser algo menos
complejo de lo que parece. “El análisis
de los sistemas – mundo plantea la cuestión de cómo conceptualizamos el cambio
social. Se suele describir este tipo de cambios hablando de sociedades que
son equiparadas a países: “sociedad británica”, “sociedad holandesa”, etc. Puesto
que hoy tenemos más de 200 estados, los estudiosos tendrían que analizar 200
sociedades. Imposible”. [1]
“En vez de defender que el cambio social tiene lugar país por país, Wallerstein postula la existencia de un
Sistema – mundo que en la actualidad tiene una extensión global. Este
supuesto de una sociedad única nos permite ver numerosas sociedades nacionales
y un cambio social puede ser comprendido desde un sistema – mundo mucho más
moderno”. [2]
De esta manera, los sistemas históricos de los que
hablaremos, son los mismos que propone Wallerstein. Se trata de sistemas porque se relacionan de tal forma que se
transforman en un todo único. Y hablamos de históricos porque nacen, se
desarrollan y luego viene la decadencia. (Un claro ejemplo es el Imperio
romano).
Wallerstein califica tres tipos de entidades principales por
modos de producción y organización: MINISISTEMA
(caza, recolección o agricultura con familias muy extensas y grandes grupos de
personas) IMPERIO – MUNDO (por el
cual el modo redistributivo – tributario garantiza un mismo modo de producción
en donde un grupo amplio de productores dispone de una tecnología desarrollada
para generar grandes excedentes que permite mayores ganancias) y por último la ECONOMÍA – MUNDO (referido al sistema
económico capitalista por el cual se obtienen mayores beneficios de los
excedentes sin un dominio por parte de ls estructuras políticas dominantes ya
que el mercado económico es el que domina. Se marca el nacimiento de la
economía mundo en el año 1450 d. C aunque nos referiremos al mundo capitalista
como tal a partir del año 1492 d. C con el descubrimiento de América)
Teniendo en cuenta esta idea de Wallerstein, podemos decir
que el primitivo inicio de las
sociedades marca un progreso hacia sistemas de dominación capitalistas mediante
los cuales el imperialismo se benefició en detrimento de sociedades mucho
más débiles.
Por tal motivo debemos decir que “los imperialistas eran partidarios de la competencia interestatal
gracias a la cual los fuertes se enriquecían de los débiles; este modo de
pensar acabó provocando dos guerras mundiales y veinticuatro millones de
muertos en combate”.
Si bien hoy en día el imperialismo se basa más en un
sometimiento económico de las Naciones más poderosas, aún tenemos guerras que
no dejan más que saldos negativos en el campo de batalla. El acceso a pozos
petroleros y a bases militares mucho más lejanas, producen este tipo de
desenlaces.
El imperio – mundo y
la economía – mundo plantean así un círculo vicioso mediante el cual, tanto en
el PASADO como en el PRESENTE y probabilísticamente en el FUTURO, las etapas
del progreso histórico, geográfico y económico dependerán de cómo afecte a las
sociedades y Estados.
Por tal motivo, este texto finaliza con una conclusión
abierta: ¿Qué pasaría si en lugar de
observar el mundo a través del eurocentrismo o la mirada anglosajona, nos
disponemos a pensar de qué manera las naciones más pequeñas afectan al
desarrollo de semejantes potencias? Me baso en el ejemplo claro de que, si
la economía Argentina de la década del 40´ no hubiera beneficiado a Europa con
su producción de alimentos y la inmigración, sin dudas hubiera sido mucho más
afectada de lo que fue. Por ende, ¿Qué pasaría si la Argentina del presente
dejara de importar los 59,5 miles de millones de dólares que los transforman en
uno de los más grandes importadores del mundo? Si bien esto es una utopía casi
imposible de lograr, el ejemplo vale para demostrar el efecto dominó que se
produciría en el mundo y sus distintos mercados.
Ahora sí, a tales efectos, las Independencias
latinoamericanas, y por supuesto la Revolución de mayo, el cruce de los Andes, el
gobierno de Rosas y la constitución del Estado argentino, Perón y Alfonsín produjeron
una incertidumbre de tal magnitud que potencias como Inglaterra, Estados Unidos
y Francia debieron sentarse a reflexionar a fin de no ser afectados por tales
empresas.
Video Economía - mundo
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