martes, 28 de noviembre de 2017

Aquellos héroes de mi infancia: “El Chapulín colorado”.


"Superman es un antihéroe, pero el Chapulín sí es héroe porque siente miedo y lo supera".  Chespirito

Cuántos recuerdos esboza la mente en un abrir y cerrar de ojos. ¿Será que nos ponemos más maduros o bien que nos volvemos humanoides nostálgicos por defecto? Aunque más que seguro sea un intento de revivir aquél lugar en que alguna vez fuimos felices.
Dicen que la máquina del tiempo no existe. Pero algunos promueven la idea de que pronto llegará el día en que muchos viajarán al pasado. Sin embargo creo que, de alguna manera misteriosa, todos tenemos la inmensa capacidad de romper la barrera del sonido y viajar a mundos dispares. Aquellos en los que aunque sea por unos segundos tuvimos la capacidad de dejar una huella.
En este preciso instante yo me tele transporto. Aunque algunos no lo digan y otros lo ignoren, estoy seguro de que el método no puede fallar. Lo que realmente hace a la falla es ese miedo de regresar al olvido, al desengaño y a esos instantes en que fuimos felices… Porque (dicen también los maestros de la desilusión) que “al lugar en el que fuiste feliz, no debieras tratar de volver”.
Y eso es muy argentino. Muy porteño. De arrabal y tango. Muy de esos tiempos en que ya nada volverá. Un síndrome de aquella curiosidad que no nos permite interpelar a nuestro pasado y preguntarle por qué motivo cambiamos las risas y nos volvemos un sinfín de problemas enraizados en el stress… Si reír también hace bien, ¿para qué complejizar nuestros propios dilemas de existencia con causas anti felicidad?
Hoy curiosamente pensaba en algún instante de mi tiempo terrenal en que yo hubiera sido feliz. Todos los días de la semana, teniendo 8 años, a las 20 horas y mirando la televisión mientras mi papá vagaba por la casa, mi mamá preparaba la comida y mi hermano se sentaba a mi lado. (Probablemente la más chica se ponga celosa, pero aún no estaba para ese tipo de bagaje).
En esas normas delicadas de los convenios familiares en dónde las individualidades forman el conjunto, me daba cita con la pantalla chica y me reía con el Chavo del 8 y el Chapulín colorado junto a un séquito de personajes que se sucedían una y otra vez a través del tiempo.
El humor era otra cosa. Y los valores también. La casa misma era otra cosa. Porque todavía no habíamos madurado lo suficiente para entender que un día nos mudaríamos, que creceríamos y que todo cambiaría. Pero que, a pesar de esto, la inmortalidad televisaba de Roberto Gómez Bolaños nos acompañaría en nuestro cambio. En nuestros progresos y retrocesos. Para reírse con nosotros o hacernos reír cuando debíamos de llorar.
Su humor no conoce de humedad ni del paso del tiempo. Está intacto en la fama de los débiles y en el debate de los ricos. Hace que se replanteen millones… si vivir en un barril no ha sido el significante de esta sociedad en la que dichos barriles se multiplican, pero que a pesar de eso no hay ningún Don Ramón que nos acompañe.
¿Por qué durante toda una vida nos reímos del Chapulín? Si en realidad el que se escondía tras una doble personalidad era Superman que defendía los estamentos del capital. Mientras tanto, el pobre y bienhechor Chapulín, afrontaba su miedo y hacía de su causa una revolución constante.
No mataba. Regeneraba. Dejaba un mensaje. Producía valores y garantizaba lealtades: la de todos los chicos que nos sentábamos a ver sus hazañas y sus incorregibles confusiones (para las cuales tengo la teoría de que simplemente se hacía el tonto para dar más ventaja).
Roberto Gómez Bolaños ha sido para mi generación una risa inolvidablemente feliz. Y no hemos sido egoístas. Sino que lo hemos recomendado de generación en generación. Y se hizo masivo y atemporal. Y a pesar de que héroes del capitalismo se antepongan mediante sistemas de poder, este señor simplemente hizo algo más grande aún: no disparar un solo tiro y conquistar el mundo a fuerza de un chipote chillón.
¿Cómo se hace para extrañar a alguien a quién no conocimos en persona? Simplemente conociéndolo más de lo debido. Es así. Porque todos lo conocimos sin saber.
Por eso es necesario. Es recomendable. Todos deberían de hacerse cargo de que pueden viajar en el tiempo y recobrar algo de allí. Las risas, la música, las navidades o lo que fuera.

Tres años hacen ya desde que partieron todos ellos. (El chapulín, el chavo, el chómpiras… Chespirito). Un ejército de chapulines cargó el féretro del súper héroe más temerario de América y del mundo. Un ejército de súper héroes norteamericanos, apesadumbrados, tristes y perplejos ante la situación se preguntaban mientras ayudaban a cargarlo… ¿Quién fue Chespirito? ¿Por qué lo quieren tanto? La respuesta es simple… Un hombre que era “más ágil que una tortuga... más fuerte que un ratón... más noble que una lechuga y que su escudo es un corazón”. Para entender eso, todavía deben de luchar un poco más. Allí radica el heroísmo. Es más que una lucha de poder. Es una lucha del corazón. 





La mujer y la música: el símbolo global de los cambios en la sociedad.


La lucha de la mujer a través de los tiempos, entramó a su figura en un debate constante. No solo eso, sino que además, por propias voluntades, se abrió paso dentro de las estructuras políticas, sociales y económicas.
Desde el ascenso de la mujer a un mercado de trabajo, mejorando progresivamente sus condiciones sobre todo en el siglo XX, ya nadie pudo discutir su bien ganado lugar. A lo sumo el esbozo machista que se escucha, es un manotazo de ahogado, una sensación de intranquilidad o bien una incomodidad propia de una revalorización constante del sexo femenino.
Increíblemente (y a pesar de los vertiginosos cambios) la mujer se encuentra en un lugar entendido aún como una debilidad. Víctima de los abusos y excesos de la sociedad, muchas veces queda reducida a esa figura, generada incluso desde los mismos movimientos feministas que no reparan en la necesidad de reforzar con más énfasis ese rol y se prestan a juegos mediáticos de poderes económicos que dicen reivindicarla haciendo lo contrario.
Sin embargo, su figura de poder dentro de la sociedad no debe quedar sometida al discurso de aquellos que lucran con esa mirada. Sino que debe ser correctamente apreciada como lo que es: un ser humano que a través de sus propias conquistas ha logrado superar un sistema que no se prestaba al debate, excepto cuando este fue derrotado en su propio terreno.
De esta manera, la mujer se vuelve una realidad del nuevo campo social. Toma las riendas de este inescrupuloso sistema desigual y se presenta como la causa y el efecto de las movilidades sociales.
Tal es así que dentro de un ambiente netamente machista como es el mundo de la música, la feminidad también abrió las aguas y pasó campo abierto las fronteras del debate. Se transformó en una realidad.
A tales efectos, figuras nacionales como Fabiana Cantilo logran causar los mismos efectos en los oídos de un hombre como de una mujer, de un rockero o de un folklorista, reversionando temas que habían quedado en el olvido.
El metal no es caso omiso del asunto. Aquellos grupos como Épica o Delain y Nightwish se suben al podio liderado por la cantante finesa Tarja Turunen que, para sorpresa de quien escribe, presenta un público con mayoría de hombres saltando y pogueando al ritmo de su voz.
Así, el metal (esa música tan representativa de lo masculino) es influido claramente por la figura femenina y por su estética.
Cito a consideración el caso de Tarja Turunen debido a la internacionalidad de la cantante y de su multiplicidad para adaptarse a las distintas épocas. Además, en su último trabajo, presenta un tema sobre violencia de género y esboza en sus conciertos el mismo mensaje: nosotras somos lo suficientemente fuertes como para producir el cambio de nuestras vidas.
Los puentes sociales han sido tendidos, resta por equilibrar las posiciones y elegir las armas de lucha para llevar adelante un mejor entendimiento, una mayor consideración y un mejor progreso como lo que somos: seres humanos.

Por consiguiente, es necesario que el hombre se adecúe al nuevo sistema de competencia y genere el mismo progreso del que hablamos. Pero dentro de este esquema inicial, surge del texto entero una pregunta… ¿Estamos preparados para ese cambio? 


martes, 21 de noviembre de 2017

La vecindad de las redes sociales.



Los tiempos cambiaron y está claro que las reglas también. Muchas de las cosas que se vaticinaron durante la globalización, produjeron un cambio gradual o radical dentro de la sociedad. Incluso el sistema político debió de adaptarse.
No hablamos aquí de un sistema anticuado (que merece ciertas revisiones) ni de paralelas estructuras de poder. Pero sí hablamos (y esto es lo que nos une en esta posdata) del debate mismo de esas estructuras de poder.
Como bien sabemos y a modo de resumen veloz, una estructura de poder está sostenida por una reciprocidad político – social que data de los primeros tiempos. Porque los hombres, en su afán de progreso, produjeron las mismas herramientas que los ayudarían a construir sus ciencias, su propiedad y la misma medición de la tierra que los determinaría como propietarios de su propia privacidad. En definitiva, como los “mejor ubicados socialmente”.
Cuando todo lo nombrado ingresó en un sistema de comercio e intercambio, de multiplicidad de viajes y aumento de las mercancías a mercantilizar (por dinero o especie) ingresamos en el letargo del capitalismo y la gran globalización en donde las desigualdades estamentarias se hicieron más profundas.
Las estructuras de poder devoraron a las ciencias (en su producción de antídotos para los malestares, en su promoción del avance tecnológico en detrimento de la explotación del otro y de las negociaciones en torno a políticas estatales) y las ciencias se vendieron al mejor postor.
Es así que aquellos enfermos que necesitaban de las ciencias debían pagar un alto costo por las mismas al igual que los campesinos y comunes debían pagar con sudor y sangre por el avance de las maquinarias de arado, de cultivo e incluso de imprenta.
Esta desmedida y creciente globalización comenzó a acercar a través de los mares a las poblaciones de distintos continentes. La comunicación se fue volviendo progresivamente más efectiva y los inmigrantes que fueron llegando a Argentina pudieron comunicarse (sin guerras de por medio) de mejor forma con sus parientes.
Los inmigrantes llegaron para cambiar la historia de la Nación y, en otra medida, a la mismísima cultura del país. Esto se vio mejor representado en los barrios y en las pujas de clases sociales en donde los de abajo lucharon con los de arriba y produjeron en diversos contextos una clase media que marcaría el ritmo del sufragio.
Con el avance de los tiempos, en esa vuelta de tuerca en donde los medios de comunicación imponían su pensamiento a la sociedad clasista, se produce el gran cambio de paradigma. Las redes sociales, primero con el mail y luego con el Messenger para desembocar en Facebook, Instagram y Twitter redistribuyeron las alturas de las calles de todos los barrios. En lugar de números en las casas, pasamos a números de WhatsApp o usuarios de Facebook.
A partir de entonces, dirimir entramados barriales pasó a formar parte, no de asambleas populares sino de asambleas foristas con moderadores “medio pelo”.
La política (evidencia de los foros) se dirimió en cuestionamientos de opinología dispar, con fundamentos muy vacíos que no lograron reforzar el debate. Cuando se creía que las redes sociales aumentarían, en base a la globalización de la mensajería y del cableado inter continental, la circulación de la cultura, produjeron un leve retroceso de confusión mediática y desinformación absoluta.
Tal es así, que en la búsqueda de una elección más incuestionable, se mutó en sendas equivocaciones y escaladas menos provechosas.
En definitiva, el barrio se volvió a una discusión sin sentido. La clase media sobre todo demostró no estar preparada para afrontar con seriedad el debate, pero el resto de las clases se polarizaron sin un devenir de progreso. Mantuvieron de esta forma el statu quo que terminó por perjudicar a las clases bajas y le dio a las altas su eventual progreso.
Por lo tanto, pretendo y asiento, que cualquier pertenencia de opinión debe ser discutida y defendida en los espacios que realmente funcionan como tal o bien se institucionalizan por individuos de caras visibles y pergaminos incuestionables. (Porque a pesar de lo escrito, supongo que la red social puede tener una utilidad mucho mejor).

No se trata de producir contenido por producir, sino de cuidar verdaderamente el progreso inclusivo de todos. Desde ese lugar, debemos ser gendarmes de nuestro propio destino. Debemos ahondar e investigar con curiosidad responsable todo aquello que nos haga ruido, porque hoy en día Facebook y Twitter siguen siendo vacíos que nadie ha logrado rellenar con contenido responsable. Y allí señoras y señores, se encuentra lo más peligroso de nuestro momento actual: la soledad de nuestros hijos y la publicación de nuestra vida. No todos los que leen son de buena calaña, y de esto me sobran evidencias. 

sábado, 18 de noviembre de 2017

De aquí, de allá o de no sé dónde, simplemente “CHE”.


Es el incomparable instante en donde algo dentro de mí quema, duele, arde. Es el síndrome de no saber esperar a quién sabe qué antes de escribir alguna vez sobre él.
Suscita en mis más disonantes sueños elaborar una profunda crisis interna sometida a los tiempos que corren, sin abandonar los viejos idealismos que me llevaron a discutir el camino que simplemente yo creo correcto.
No es el cuento ni la narrativa de una hazaña monstruosa, ni la conjetura histórica de pensar ¿Quién fue? ¿Quién es?... ¿Por qué lo hizo?
Hoy me atrevo, sin dudas, a esa competencia feroz de textos disidentes y consecuentes. Hoy tomo la posta de mi propia bandera, la que levantara como adolescente y adulto ante las injusticias del tiempo y de la Historia. En cada marcha, en cada sueño y en cada recóndito espacio en dónde las palabras se vuelven multitud y la multitud se vuelve voz.
Muchas veces me dediqué a buscar algo. Buceando en sus acciones o en sus discursos… o simplemente en sus ojos.
¿Qué guardaba el niño que el “che” llevaba dentro y cuáles eran sus ideales más intensos? Y allí veo, en la marea de sus tantas vidas, el resumen inmenso de su mito.
“Poco a poco percibimos como van cambiando los sueños y las ambiciones; va captando el dolor y las preocupaciones de otros muchos y permite que todo esto comience a entrar dentro de él”. (Guevara March 2003: 12).
Sea esta la más completa descripción de un hombre que trasgredió las barreras del tiempo y que hizo de su cara y de su nombre el canto más representativo de los sectores oprimidos… Pero también de los no tanto.
Muchas veces su lucha aparece sesgada hacia la veneración de una estampita cheguevariana que permite a ciertos personajes díscolos someterse a la moda de realizarse en vida, de ofrecer un perdón constante a la sociedad. En nombre de Ernesto Guevara, cualquier cosa es excusable y permite la autonomía de generar sucesos indebidos.
El camino es una pendiente. La apuesta se sube de forma constante y a veces disonante. Y desde este último punto, se ofrece una versión olvidada de lo siguiente: existe un momento, un instante, un segundo en el que todo cambió para siempre.
“En la película “diarios de motocicleta” se nota esto un poco. Fue algo que quise resaltar mucho. En el viaje Ernesto maduró con mucha más velocidad que yo. Al principio, hasta cuando nos encontramos con los mineros chilenos de Chuquicamata, era yo el que dirigía la batuta. De ahí en adelante es Ernesto el que va decidiéndolo todo… Cuando lo monté en el avión, que supuestamente lo habría llevado a Buenos Aires, ya sabía que era un hombre muy especial […] Me di cuenta de que era un muchacho muy diferente. No un Supermán ni un dios de la naturaleza, pero era muy inteligente y muy tesonero, con una capacidad para meterse en las cosas más temerarias, desde muchachito. Y después, cuando fue ministro en Cuba, también lo demostró”. (Granado 2011)
De manera impensada, Alberto Granado (como tantos otros) pasaron a ser la consecuencia de acompañamiento que sirviera al futuro “che” como el vehículo de nuevos ideales universales.
A partir de aquí, una visión más completa de Latinoamérica provocaría sus conflictos más espesos, a punto tal de que ni el asma pudiera definitivamente socavarlos.
Ese Ernesto Guevara que siempre se había encontrado en un debate constante entre la vida y la muerte, logró manifestar la incertidumbre de su futuro. Comprendió que ningún sueño idealista puede ser alcanzado sin una acción que se escuche. Defendió a ultranza que la igualdad para algunos no podía ser en virtud de los que menos tenían. Y se dio cuenta antes que ninguno de que las clases sociales explotadas siempre habían sostenido a las privilegiadas.
“Yo me había separado de él en Guayaquil, y con Granado en Caracas pensábamos “¿qué será de la vida de este?” hasta que un día vino con la portada del diario El Nacional en la que había una gran foto y me dice “mirá” y era la primera noticia de que se había formado un grupo de combatientes cubanos al frente del cual venía Fidel Castro y entre los que se incluía un médico argentino, Ernesto Guevara Lynch. Ahí dijimos “en qué se habrá metido este hijo de....”, y recordé que cuando salimos de Buenos Aires la madre me dijo “cuidámelo mucho a Ernesto “risas)”” (Calica Ferrer 2017)
Efectivamente, la sorpresa de los amigos del “che” fue la misma de la sociedad argentina ante la inesperada situación: un argentino combatiendo en la, hasta ese momento, imprevista Revolución cubana.
De buenas a primeras, los ideales se habían jugado como cartas de póker. Lo que nadie podía negar era que las convicciones temerarias primaron por sobre el congelamiento del miedo. En definitiva, Ernesto Guevara siempre había sabido superarse a sí mismo.
La acción pedagógica realizada por el “che” durante los enfrentamientos en Cuba, no tiene lugar de duda. Sin embargo, muchos han querido minimizar/denostar/reducir su cultura de formación. Tanto en aquellos tiempos pos revolución como en los días que corren, los fusilamientos y las proscripciones irrumpen en la escena de todo debate.
Sin embargo, es mucho más cuestionable aún el error de no reparar en ciertos errores de interpretación a la vez que importantes: no se tiene en cuenta el contexto histórico – político del momento ni se piensa en el porqué de los fusilamientos. Amén de eso, al cuestionar el accionar revolucionario desde esa descripción, se omite (y defiende entonces directamente) la postura fusiladora, autoritaria y represiva del régimen de Batista, dictador sin escrúpulos. Curioso es entonces, que no se nombre a Norteamérica como el alcance globalizado de una sucesión y sostenimiento de dictaduras infames en algo que nos pertenece a todos: el bienestar de Latinoamérica como región.
“No es fácil conjugar en una persona todas las virtudes que se conjugaban en él. No es fácil que una persona de manera espontánea sea capaz de desarrollar una personalidad como la suya. Diría que es de esos tipos de hombres difíciles de igualar y prácticamente imposibles de superar. Pero diremos también que hombres como él son capaces, con su ejemplo, de ayudar a que surjan hombres como él”. (Castro 2007).
En esta última conclusión sobre la figura de él, también se resume la imagen, la foto venerada y el ideal más promisorio. El que Ernesto Guevara utilizara para llenar los vacíos de su vida.
Desde niño, acumulando experiencias con la muerte y debatiendo su inocencia en la balanza de la vida. De adolescente, en la mirada de un mundo contrastante con su contexto de clase. Y en su madurez, cuando el escenario de los oprimidos latinoamericanos le puso un marco al cuadro final.
“Aquí dejo lo más puro de mis esperanzas de constructor y lo más querido entre mis seres queridos… y dejo un pueblo que me admitió como su hijo: eso lacera una parte de mi espíritu. En los nuevos campos de batalla llevaré la fe que me inculcaste, el espíritu revolucionario de mi pueblo, la sensación de cumplir con el más sagrado de los deberes: luchar contra el imperialismo dondequiera que esté; esto reconforta y cura con creces cualquier desgarradura”. (Guevara 1965).
Si bien este resulta ser un texto atrevido desde el lugar en que me posiciono, pretendo simplemente agregar algo: he tratado de ser lo más objetivo posible y lo más escueto en consonancia. No dudo que los seres humanos, en todas sus categorías, sostenemos miles de defectos y demonios incontrolables difíciles de dominar. Todos conllevamos una duda constante: ¿qué pecado no cometimos para ser los opinólogos pasajeros de diarios y bares?
Todos hemos hecho alguna vez, por obra y gracia del sistema impune, algún acto que no estaba en la perspectiva de nuestros ideales. Sin embargo, el “che” los mantuvo claros y firmes.
Es debido aclarar que la lucha no se centra en las soluciones pasajeras y en los pensamientos endebles. No se puede crear una Revolución sin una Educación de la misma. Ni tampoco se puede creer en un revolucionario, si este no carga al hombro la bandera del amor y la lealtad a su propia dignidad, a la que accedieron los habitantes del pueblo cubano que festejaron la llegada de Fidel y el “che”.
Desde la moral irrefrenable y un largo viaje, Ernesto Guevara partió un día de Buenos Aires, recorrió Latinoamérica, se fue a México y partió hacia Cuba, el Congo y Bolivia.
En este destino inexpugnable, Guevara tomó su último tren hacia nuevos rumbos. Hacia la eternidad.
Pero muchos creyeron que había muerto, sin embargo volvía a nacer. Y en su última partida (en moto, en camión o a dedo) abrazó los destinos del mundo que finalmente entendió que no se trataba de cualquier hombre terrenal… Se trataba del “che”. De aquí, de allá o de no sé dónde, simplemente “CHE”.

jueves, 16 de noviembre de 2017

El C. U. D

Cuando me presentaron este lugar, me dijeron... "Te va a encantar"... Sin más palabras, dejo mis más sinceras palabras y agradecimiento... "No se trata de un simple espacio educativo, se trata de un lugar en el que todos quieren escribir".

Estudiar en la cárcel

Una película de Juan Carlos Andrade y Dieguillo Fernández

Dentro de la Cárcel de Devoto, la prisión de máxima seguridad más emblemática de la Argentina, hombres acusados por los más diversos delitos tienen la posibilidad de estudiar alguna de las cuatro carreras que dicta allí la Universidad de Buenos Aires.

El C.U.D. (Centro Universitario Devoto), fundado en 1985, es la primera experiencia en el mundo que posibilita la existencia de un espacio universitario dentro de los muros de una cárcel de máxima seguridad. 

Día a día, 200 presos, alojados en los pabellones comunes, combaten por algunas horas ese mundo de hacinamiento y la violencia que viven a diario, estudiando una carrera universitaria en el C.U.D. 

El índice de reincidencia de los presos en la Argentina supera el 70%; el de los presos que pasaron por el C.U.D. no supera el 3%, evidenciando que la educación es una herramienta imprescindible para revertir el cuadro de miedo e inseguridad que tanto angustia a nuestra sociedad. 

"Cuando salí en libertad, me sentí perdido. Pregunté para dónde quedaba Beiró y una señora se alejó por el lugar del que había salido. Asique corrí, corrí y corrí porque tenía miedo de despertarme y volver a estar ahí adentro". 


martes, 14 de noviembre de 2017

Explicación de la Economía 1860 - 1975


La explicación de la economía argentina y la formación de un capitalismo nacional, corresponden a un lineamiento ideológico (político y cultural) que, sin embargo, fue una variable en el tiempo.
Desde 1860 a 1975, este capitalismo nacional tuvo e buena medida, grades dosis de inequidad y de inoperabilidad que no solo generaron una involución sino grandes desigualdades.
Por otro lado, no solamente Argentina responde a este mecanismo extraño de falsas adecuaciones que explotaron en el período 1983 - 2001. Sino que América entera, sometida a los avances neo liberales (por propia decisión incluso) termina desfavorecida ante la figura del crecimiento. Un crecimiento representado por la Educación, la cultura y la política de la que hablábamos más arriba.

En el siguiente link de Canal Encuentro, Aldo Ferrer explica en cuatro capítulos la formación del este extraño capitalismo del que hacemos mención.

EXPLICACIÓN DEL CAPITALISMO ARGENTINO - ALDO FERRER - CANAL ENCUENTRO. 

sábado, 11 de noviembre de 2017

Educación popular: una mirada desde adentro.

"Mi mejor arma es la palabra". Waldemar Cubillas.


Una historia mediante la cual la sociedad debería de plantearse su razonamiento. La Educación debe ser igualitaria en todos sus sentidos para cambiar el paradigma de la época. A las pruebas me remito.

jueves, 9 de noviembre de 2017

La idea del poder populista como soberanía de Latinoamérica.


“…  Por populismo no entendemos un tipo de movimiento – identificable con un base social especial o con una determinada orientación ideológica -, sino una lógica política” (Laclau 2005: 150)

Hace algunos meses me preguntaron en la última charla que di sobre el tema, si el populismo no podía afrontar el contexto internacional como un nuevo frente de reacción, autónomo y consistente.
Si bien la esencia del trabajo (inserto en este blog) apuntaba a un análisis más teórico de la cuestión, decanta claramente la idea de que un “populismo” ampliamente diversificado por los medios, puede responder a una necesidad social americana que, en su conjunto y orden de prioridades, puede uniformarse bajo ese concepto. Es decir, ese ataque sistemático al término, restándole valor, promueve un nuevo interés dentro de la región.  
Es muy complejo definir en pocos renglones todo el trabajo anterior en donde abarqué el tema, pero sí se puede realizar un concepto del mismo para proseguir con lo comenzado.
El populismo, mal cosificado y objetivado por los medios de comunicación y las derechas del mundo entre otros, es un concepto difuso que no puede atribuirse a un movimiento en sí (ni comunista, ni capitalista) sino que puede pertenecer tanto a un lado de la corriente ideológica como al otro. Sí Hugo Chávez es populista y Ronald Reagan también… ¿A qué responde el término “populismo”?. Y es justamente aquí en donde radica lo difuso pues ambos entregaron (salvando las distancias y los juicios de valor) algo que sus sociedades necesitaban.
Una de las cosas esbozadas en esas charlas en general y en el trabajo en particular, fue que el gran problema de ese carácter aleatorio y menospreciado que se le otorga al término es justamente que nadie se hace cargo de él. Ni los actores de las derechas, ni los latinoamericanos. Los primeros porque lo consideran la causa de todos los males y los segundos porque se sienten insultados. Pero ¿Qué tiene de malo ser populista?
En su concepción más amplia, el populismo, a través de liderazgos carismáticos, del estudio de las necesidades político – sociales de una Nación y de la re construcción de un significante vacío, propone un objetivo claro: cambiar ciertos paradigmas que promueven mayor igualdad dentro de una sociedad a sabiendas de su propia consideración.
Debido a esto, muchos grupos económicos y actores de la política que desatienden las necesidades básicas de lo que consideran las “clases populares”, revierten el término y lo encasillan en ese lugar. Sin embargo, justo es decirlo, muchos de ellos realizan un populismo a la inversa, intentando rellenar desde lo discursivo – publicitario los ánimos alterados por la nueva visión de la sociedad que entrega el “populismo criticado”. Es decir, una probable igualdad social.
Aquellas personas que montadas en el aparato diario de la simple lectura, o bien caracterizados por un ordenamiento social que no quieren alterar, se vuelven cada vez más individualistas. Más cerradas a un esquema que no permite la liberación del uno pensando en el otro.
A tales efectos, hablar de “populismo” se vuelve una virtud para algunos y una consecuencia para el resto.
Es indispensable, a mi juicio intempestivo si se quiere, hacernos cargo de lo que nos corresponde. Vivimos en una sociedad que evoluciona día a día. La globalización tecnológica reproduce segundo a segundo lo que pensamos, decimos y actuamos. En esa medida, los líderes latinoamericanos considerados “populistas” deberían de tomar una apropiación del término y volcarlo a una unidad regional que promueva la valentía de la expresión, la trasgresión del sistema y el intercambio de posiciones entre los que se valoran a sí mismos por no ser populistas y los que no lo hacen.
Si bien la teoría de mis trabajos sobre el tema intentan dilucidar un poco más el término y no el encasillamiento del mismo, lanzo la siguiente propuesta final: “que para que una Latinoamérica unida y de profundas ideologías propias sea una unidad que produzca el definitivo cambio del sistema, habría que tomar el término y utilizarlo como bandera en favor de los oprimidos por el capital, las empresas y, sobre todo, de nuestra propia ambigüedad”.



domingo, 5 de noviembre de 2017

Respuesta de Alfonsín a Ronald Reagan y visión latinoamericana

En 1985, Raúl Alfonsín se presenta ante el Capitolio, con un contundente discurso y una expresión no solo Argentina, sino latinoamericana y que pocas veces se reproduce a la hora de explicar el alfonsinismo. 
Entre otras cosas, el presidente argentino de aquellos años, propone la "NO INTERVENCIÓN EN LOS ASUNTOS INTERNOS POR PARTE DE LOS PAÍSES EXTERNOS".
Además, en consonancia, ubica dentro de un mismo discurso la proyección de las intervenciones de las Fuerzas armadas como un mecanismo anti democrático y en favor de poderes que atentaban contra el progreso de los pueblos.
Digno de atención, este discurso no logra en buena medida soportar los embates de la anti democracia, de los grupos económicos y de ciertos sectores político - oportunistas que finalmente colaboran en la debacle inflacionaria de la Argentina.
Es muy necesario enmarcar dentro de los contextos históricos las causas y reacciones que de una forma u otra comenzaron con los tiempos de la nueva Democracia y se instalan en el presente con mucha más fuerza y masividad.