miércoles, 8 de julio de 2020

¿El fracaso de las NTICx en la actualidad educativa argentina?



Por Profesor Daniel Favieri Tuzio. 

Resumen 

El presente trabajo propone abordar algunas de las metas establecidas respecto de las “nuevas tecnologías” para el aula y la forma en la que estas fueron abordadas a lo largo de los últimos años mediante los cuales, en pocas palabras, se suponía que promoverían un cambio significativo en las formas de educar y romperían con el paradigma tradicionalista que enmarcaba a la Educación.
Al respecto, abordaré algunas cuestiones referidas a los éxitos de las mismas y los frustrados pasos que han quedado en evidencia luego de la declaración de cuarentena preventiva en la Argentina, pero también en el mundo.
Hacia el final, trataré de exponer una conclusión crítica de lo investigado, entendiendo que la respuesta a la pregunta del título debe ser la formulación futura de postulados que mejoren la práctica. 

Introducción

Nadie, incluso en el más pesimista de los casos, hubiera imaginado que la humanidad debería cerrar las puertas de sus casas para cuidar la vida y esquivar la muerte. Ni los escritores de las sagas de películas más futuristas hubieran pensado que podía ser realidad. Entonces, aprovechando la situación, volvieron a aparecer esas viejas cintas que, potenciadas por Netflix, volvieron a tener valor. (Cada vez que enciendo la tele veo el tráiler de Virus).
Siendo uno de los educadores que más utilizan las NTICx en el aula (y las defiende), considero pertinente establecer mi punto de vista sobre las mismas. Para ello acudiré a algunos teóricos, al diseño curricular de la Provincia de Buenos Aires y, por excelencia, a uno de los pedagogos más importantes que tiene la historia de la Educación, permitiéndome así contraponer diversos puntos de vista que no cierren mí mirada, sino que la abran a medida que investigo.
Así entonces veremos que en el “Diseño curricular de la Provincia de Buenos Aires” del año 2006, las nuevas tecnologías tienen una consideración más que importante. En él también se trata de realizar un debido alcance de las mismas en torno a una política de estado de perfil moderno pero, aún, con mucho por hacer en el campo, ya que existió un statu quo impuesto por años.
También abordaré el paper sobre “Impacto de las TIC en la educación: Retos y Perspectivas” de Ronald M. Hernández de la Universidad de Loyola, Perú mediante el cual esboza una serie de retos generales de las NTICx a la hora de educar.
Retomaré en ese contexto las “Actas de las II jornadas sobre experiencias e investigación en Educación a distancia y tecnología educativa en la UNC” de autores varios y para las cuales tuve el placer de participar.
Por consiguiente analizaré algo transversal en los diversos profesorados desde el período iniciado en 2006, año en que se presenta nuestro nuevo diseño para secundarios. Acudo para ello al trabajo de “La apropiación de las tic en los futuros docentes. El caso de los estudiantes de profesorados de la Universidad Nacional de general Sarmiento” de Luciana Ormaechea y Francisco Javier Cardozo.
Para finalizar y pasar a las experiencias e inquietudes personales, haré una escala en algunos artículos como “Educación en tiempos de pandemia: consejos de especialistas para enriquecer las aulas virtuales” del CONICET (humanidades y sociales) y “Pandemia: maestros, tecnología y desigualdad” de Carlos Mancera Corcuera, Leslie Serna Hernández, Martha Barrios Belmonte.
No quiero dejar de finalizar con algunas consideraciones de Paulo Freire sobre la educación, siendo su importante aporte una especie de biblia educativa, ni perderme en el campo abierto de la investigación que, por cierto, es exacta hasta tanto alguien la refute. Pero es necesario, en nuestro caso en particular, connotar todo aquello que refiera al campo social. De lo contrario caeríamos en un error de mirada vertical, sin ampliar un poco más allá el horizonte. Cuanto más justo sea el proceso, mejores conclusiones florecerán.
Así las cosas, y en la conclusión final, daré mi punto de vista basado en experiencias propias y en relatos de compañeros y compañeras que, a la par y con sumo compromiso, venimos (me incluyo con toda humildad) batallando en la primera línea de defensa de la Educación, la igualdad y la accesibilidad. 

El diseño curricular de la Provincia de Buenos Aires. 

Quiero partir de una aclaración. Me baso en el diseño curricular de la Provincia de Buenos Aires porque es el que más referencio en mis trabajos y, por ende, el que más conozco. No significa que en ello, de acuerdo a los planes nacionales respecto de la Educación desde 2006 en adelante (en realidad es anterior, pero me tomo del inicio del mismo diseño), no hayan sido planes nacionales. Bien sabemos que por ejemplo la “ley Filmus” fue de alcance nacional y, con ella, nuevas consideraciones educativas surgieron. Porque también es justo recordar, la Argentina venía de un proceso neoliberal en los noventas, en donde los ajustes a la Educación y los cambios de sistemas propuestos por el gobierno de aquel entonces (por ejemplo el EGB) estaban orientados a un mercado de consumo y un ajuste mucho peor. El del pensamiento.
Y así se inauguran los dos mil, como una continuidad de los noventas. Mientras la Argentina se preocupaba por el Y2K, el país no entendía que eso (en caso de ocurrir) solo le sucedería a países híper desarrollados y que, muchos de ellos, eran nuestros propios acreedores.
Entonces, mientras el capitalismo mundial se preocupaba por el citado Y2K, la Argentina mantenía un retraso de más de veinte años, al menos. Y en la Educación se sintió con énfasis. Pocas escuelas habían tenido posibilidades de crecer. En las Escuelas del Estado nacional el abandono era feroz. Despiadado diría yo. El estado menemista se había llevado puestas a todas las instituciones.
Con Duhalde, luego de la debacle de De la Rúa y la crisis de 2001, los planes de acción social comenzaron a levantar la mirada del piso de los argentinos y las argentinas que habían entrado en un pozo económico y del pensamiento. Es que el menemismo había adormecido al sindicalismo, pero también las mentes. Y con ello los medios de comunicación operaron meticulosamente para considerar con Champagne a ese período neoliberal como un período de fiesta.
Entonces de alguna forma el duhaldismo, con diferencias propias sobre el tema, funcionó como una transición democrática que depositó en Néstor Kirchner toda la fuerza del aparato electoral peronista. Comienza así un nuevo período en las historias de las presidencias. Y también de la Educación. Porque una de las primeras medidas del gobierno de Kirchner fue ampliar el PBI educativo que había sido de un devaluado 3 % a un 6 %. Además se gestionó desde el grueso de su gobierno el nuevo diseño al que hacemos mención.
En él se toma como marco referencial lo siguiente: “Los adolescentes y jóvenes de la Secundaria de la Provincia han nacido y crecido en democracia. En todos estos años han aprendido formas de relación entre las personas y con el Estado, han ejercitado su ciudadanía desde diferentes posiciones y en distintos contextos socioculturales, producen prácticas culturales, trayectorias, saberes, han acumulado experiencias en la desigualdad y en la diversidad. Atravesados por las transformaciones socioculturales de los últimos tiempos, todos los grupos etarios viven en una incertidumbre mayor que las mismas generaciones décadas atrás. Han mutado las sociedades, la configuración del tiempo y el espacio, los modos de organización familiar, las posiciones entre hombres y mujeres, entre padres e hijos, y en particular para Argentina se ha polarizado la estructura económica de la sociedad”. [1]
Cada una de las cuestiones antepuestas deben ser tenidas en cuenta a la hora de esbozar una valoración sobre los resultados obtenidos en la actualidad. Y de ser posible realizando un trazado evolutivo de los condicionamientos que pudieran surgir del contexto especificado.
Por cierto es vital anotar al margen de la hoja, para recordarlo luego, que para el éxito de un proceso tan complejo se necesitan de continuidades constantes y sin rupturas a la vista, dado que un cambio de paradigma no se da de la noche a la mañana. En ese tono, es claro considerar que el diseño habla de una inclusión educativa para todos y todas, como un derecho para el cual debemos funcionar de garantes.
Ante el desafío y la “oportunidad histórica” se compete a que los y las docentes (tanto primaria y secundaria) estén preparados y preparadas para asumir el rol que les toca en consideración, pretendiendo de nuestra parte una educación de calidad.
Un poco menos ambiciosa que la propuesta de la gobernación de Vidal en 2019, el diseño de 2006 propone sobre las NTICx lo siguiente: “Las n t i cx representan uno de los elementos más significativos de las actuales configuraciones sociales y, a la vez, son instrumento para potenciar la enseñanza y desarrollar conocimientos, habilidades, destrezas y capacidades para que los estudiantes se formen y desempeñen como ciudadanos con acceso al mundo informacional; con capacidad de criticarlo y transformarlo”. [2]
Se suponía un paso más certero en cuanto al avance gradual de un sistema que pretendía desarrollar la destreza en consonancia con las habilidades a enseñar. Pero para ello se necesitaba profundizar mucho en el bache e intentar asfaltarlo al caminar.
Así, se propuso llevar adelante un plan de acción tecnológica y desarrollar el plan “conectar – igualdad” que entregó a miles de alumnos y alumnas de todo el país, además de futuros y futuras docentes, computadoras netbooks surgidas de convenios educativos.
De ese modo, “conectar igualdad” sería un puente para la “igualdad” de condiciones a la hora de abordar las destrezas propuestas por el diseño.
En 2010, esta nota al pie del diseño, pronunció sus voces más dispares y enunció una de las contradicciones más grandes de las nuevas tecnologías. La evidencia de que la igualdad socio - tecnológica se proponía en la teoría, pero no en la práctica.
Muchos y muchas docentes tiraron sus computadoras a un costado y no asumieron el rol que invocaba a una capacitación necesaria. Algunos y algunas estudiantes se quedaban sin su computadora aduciendo su robo. Otras netbooks eran artículo de venta de páginas web como Mercado libre. Unas pocas dejaban de funcionar a los pocos días y nunca regresaban del servicio técnico. Al tiempo era más fácil justificar la no conectividad de las aulas, la falta de módems o la cuestionable infraestructura para su desarrollo. Es que si algo le faltó al plan “conectar igualdad” fue compromiso de las tres partes que componen la “mesa chica” de la Educación: Familias – Docentes - Escuela.
“En el marco del plan “Aprender Conectados”, Conectar Igualdad busca dotar a los establecimientos educativos de todos los niveles de educación obligatoria de gestión estatal con los mejores recursos tecnológicos para garantizar la plena implementación de la iniciativa y así ampliar su alcance. También alcanza a los estudiantes y docentes de la Modalidad Domiciliaria y Hospitalaria” [3]
Sin embargo, y de acuerdo a lo descrito, el plan parte de la necesidad de un proyecto más intensivo para no caer en el error de siempre.
El diseño curricular en general, y el de 2006 en particular, ponen en demostración las voces del proyecto educativo focalizado en la parte social y presionan sobre un mundo capitalista buscando una marca de agua para siempre. Que la Educación sea de todos y todas. Pero ¿Qué pasó entonces?

Las nuevas tecnologías

En una de las charlas para la UNC, Marcelo Toledo explicaba la integración de aulas virtuales pensado para clases de apoyo en tiempos de recesos invernales y vacacionales con el fin de que los alumnos y alumnas que adeudaran materias en condición de previos y previas como de estudiantes regulares, pudieran acceder activamente y contar con “clases de apoyo para rendir bien”.
La idea, por supuesto, se muestra interesante. Pero ese foco, trasladado a la idea de una conectividad mayor (sea universitaria o secundaria) promueve una restricción considerable para todo aquel o toda aquella que no tenga el mismo acceso.
Sin embargo, si uno baja a los diseños curriculares, pareciera que la propuesta no desentona de lo pedido, pero sí pareciera justificar a tono el discurso del compromiso comedido. Por un lado cumplo con lo que me piden, pero por el otro no elaboro un plan de acción más allá de los propios intereses teóricos que tan bien quedan en las charlas a consideración.
Es justo decir que, en su introducción propone que “Frente a los modelos tradicionales de comunicación que se dan en nuestra cultura escolar,  algunas  de  las  tecnologías  generan  una  nueva alternativa tendiente a modificar el aula como conjunto arquitectónico y cultural estable donde el alumno puede interactuar con otros compañeros y profesores que  no  tienen  por  qué  estar  situados  en  un  mismo contexto  espacial.  Esta  nueva  perspectiva  espacio-temporal exige nuevos modelos de estructuras organizativas  de  las  escuelas  que  determinen  no  sólo  el tipo de información transmitida, valores y filosofía del hecho educativo, sino también cómo los materiales se integran en el proceso de enseñanza-aprendizaje, las funciones que se le atribuyen y los espacios que se le concede” [4]
En su conclusión final el autor bien refiere a que no se trata de una educación a distancia, sino más bien en una herramienta complementaria capaz de poner en órbita un nuevo sistema de trabajo. Sin embargo insisto en lo siguiente, seguiríamos ante un esbozo de desigualdad socio – educativa.
“El  impacto  de  las  TIC,  dentro  de  la  sociedad  del  conocimiento  ha  traído  grandes cambios, respecto a forma y contenido, el efecto ha sido masivo y multiplicador, de tal forma que el sentido del conocimiento ha calado en la sociedad en general, y una de las grandes implicancias y modificaciones, es la educación” [5]
Al respecto, y atendiendo al imaginario colectivo pero no al real, para Ronald Hernández las tecnologías cumplen un rol masivo y efectivo, de utilización diaria y con el cual confluye un mundo educativo atendible a las problemáticas de índole social. Se apunta con el índice de que el solo acceso a ellas es una forma de liberar contenidos.
“El  uso  de  las  TIC  en  la  educación  se  ha  convertido,  cada  vez  más,  en  un  elemento   imprescindible   en   el   entorno   educativo.   Este   complemento,   acompañado  de  herramientas  tecnológicas  ha  de  generar  en  la  sociedad  una realidad y presencia cada vez mayo, de tal forma que su extensión a estudiantes, docentes e instituciones educativas, generalizará la optimización de un mejor proceso de enseñanza-aprendizaje” [6]
Desde la mirada de dos años hacia atrás, en cuanto a su índole global, parecía ser que el camino de la tecnología propiciaba un sistema más allá de una herramienta. Y pareciera ser también que, en las charlas y debates sobre el tema, mayoritariamente se convencían las voces de la necesidad de preponderar lo mencionado por sobre lo tradicional.
Así las cosas, el Estado argentino, desde 2016 a 2019 comenzó a proponer los “aprendizajes basados en proyectos” entendiendo que las teorías de la conectividad provocarían la irrefrenable marcha hacia ellos. Y en cierto sentido, así fue. Más por activismo institucional y docente que por el propio convenio del Estado. Pero en torno a 2020, las cosas parecerían haber cambiado un poco.
Las formaciones docentes en los Institutos terciarios y Universidades nunca plantearon el verdadero compromiso de una educación tecnológica. Y los centros de capacitación no tomaron por las astas ese rol. Las NTICx no producían, desde su debate inicial, un cambio significativo. Sin embargo muchos y muchas insistían en que, así como la “mano invisible del mercado” podía existir una “mano invisible de las NTICx” que acomodara las cosas.
Pero es de comprenderse entonces que, cuanto más plataformas educativas existiesen (Edmodo, Classroom, Facebook y otras), el debate era más insolvente aún. Porque el fondo de la cuestión parecía radicar en otro lugar. ¿Cuánta brecha socio – educativa generaron esas plataformas? ¿De qué países originarios son las plataformas actuales que, en tiempos de pandemia, acompañan la tríada Familias – Docentes – Escuela? ¿Qué pasa entonces con los Meet como forma complementaria de la actualidad no presencial? Vamos abriendo los interrogantes en proceso de respuesta. 

La formación docente y las nuevas tecnologías. 

“Es un hecho que el aporte de las TIC a la educación y a la sociedad como tal, es la flexibilidad, y la adaptación a un entorno cada vez más cambiante; fue quizás en un inicio el trabajo el principal afectado en este proceso, sin embargo, el trascurrir del tiempo ha evidenciado que la sociedad depende de un enfoque tecnológico que lo ayude a construir y adquirir conocimiento. Las TIC como herramientas añadidas a los modelos pedagógicos pueden convertirse  en  recursos  valiosos  para  el  aprendizaje,  logrando  formar  estudiantes  con  competencias  personales  y  profesionales  idóneas  para  el  desarrollo de un país” [7]
Como bien dice Hernández, la articulación a nivel nacional es la única capaz de pronunciar engranajes de una Educación tecnológica. En tanto y en cuanto el Estado rompa con un proyecto, pero mantenga su discurso a tono, será igualmente inconsciente e inmediatamente responsable de un accionar vacío e improductivo. Y para ello volveremos hacia la formación docente.
En algunas jornadas en las cuales nos invitan a pensar la Educación, surgen voces dispares respecto a las tecnologías y los proyectos. Muchos y muchas se muestran intolerantes hacia ese avance. Otros y otras se quejan de no haber tenido la formación necesaria. Y yo hablaré por mí. En mi bagaje como ciudadano, en distintos momentos de mi vida, tuve la suerte de adquirir destrezas tecnológicas que, entiendo, otros y otras no. Inmediatamente la cuestión se posa sobre los Institutos de formación y las Universidades. ¿Existe alguna propuesta que sea consecuente con lo que se pide? ¿Cuál será el método que promueva un valor agregado a nuestros “saberes previos como futuros y futuras docentes? ¿En dónde radica la previsibilidad?
“La dialéctica entre la práctica y la teoría debe ser plenamente vivida en los contextos teóricos de la formación de cuadros. Esa idea de que es posible formar a una educadora en la práctica enseñándoles cómo decirles “buen día” a sus alumnos, enseñándole a guiar la mano del educando en el trazo de una línea, sin ninguna convivencia con la teoría, es tan científicamente equivocada como la de hacer discursos o peroratas teóricas sin tomar en consideración la realidad concreta, ya sea la de las maestras o la de las maestras y sus alumnos. Esto quiere decir: no respetar el contexto de la práctica que explica la manera como se practica; desconocer que el discurso teórico, por más correcto que sea, no puede suponerse al saber generado en la práctica de otro contexto”. [8]
Freire, como pensador de la Educación, esboza algo que, quizás gramaticalmente queda anticuado, pues habla solo de educadoras y no de educadores. Más allá de eso, Paulo Freire trasgrede el innatismo educacional, incluso en esta pos modernidad que nos encuentra con una diversidad cultural que enriquece a las sociedades del mundo pero que, sin embargo, no es definitivamente valorada.
En consideración, también Freire procede a comprender nuestra propia actualidad (y esto es lo que lo vuelve un paradigma en sí mismo), porque habla de educar teniendo en cuenta el contexto. ¿De qué vale la teoría si, en definitiva, es la práctica la que la convalida?
Entonces hasta aquí nos encontramos ante una eventual desorientación entre lo que se promovió durante años en cuanto a las NTICx y lo que se consiguió verdaderamente. Sin dudas el foco estaba puesto en el discurso, pero no en la práctica. Hasta este contexto de pandemia, ni la discusión en torno al Estado ni la propia de las Formaciones docentes, asumieron con compromiso la funcionalidad social de las nuevas tecnologías.
En un artículo de la revista “Aprender para educar con tecnología” de la UTN, la autora remite que: “A  la  hora  de  re-concebir  y  llevar  adelante  nuestras  prácticas  de  la  enseñanza  deberíamos  tener  en  cuenta,  entonces, esas marcas que son distintivas de los tiempos que nos tocan  vivir.  el  conocimiento  se  expande  y  transforma  en  el  marco  que  le  ofrecen  las  tecnologías  de  la  información  y  la  comunicación. Nuestros estudiantes participan de estos movimientos espontáneamente cuando tienen acceso a la tecnología. Pero las instituciones escolares de todos los niveles parecen estar captando estas tendencias epistemológicas y culturales de forma escasa y, aun cuando se realizan esfuerzos por incorporar tecnologías en las prácticas en la mayor parte  de  las  ocasiones  resultan  inclusiones  efectivas  (Maggio, 2005), propias de la moda o la presión, pero no redundan en  un  enriquecimiento  o  transformación  de  las  propuestas”. [9]
De esta forma no se entiende la figura de la tecnología como un todo, sino que priman en principio las prácticas y segundo la re concepción de las mismas en torno al plano de la enseñanza.
Ni el crecimiento exponencial del 400% de usuarios y usuarias con internet ni del 650 % de la telefonía celular (índices de 2000 a 2009, hoy supone más) lograron influir de forma alguna en una “probable educación a distancia o de nuevo paradigma cultural. Durante todo este tiempo la Educación se mantuvo en marcha hacia una re conceptualización, pero no hacia una nueva era.
“Es  pertinente  en  este  punto  aclarar,  que  no  es  la  visión  de  estos  autores  que  se  deba  desarticular  ni  mucho  menos  destruir  el  actual  sistema  educativo  para  construir  uno  nuevo  que  resuelva  todos  los  problemas  antes  mencionados.  Obrar  de  esa  manera  sería,  además  de  irracional,  poco  práctico;  porque  sabido  es  que  las  propuestas  que  pretenden  cambiar  determinada  realidad  a  partir  de  la  destrucción  de  todo  lo  hecho  y  la  imposición  de  algo  nuevo  que  solucionará  todos  los  problemas  anteriores,  sólo  conducen a peores situaciones que las que se quieren resolver. Sin embargo, la enorme mayoría  de  los  investigadores,  dirigentes  y  políticos educativos  coinciden  en  suponer  que  nos  encontramos  inmersos  en  una  transformación  social  y  a  las  puertas  de  una  transformación educativa de envergadura”. [10]
A los ojos de la actualidad, ese proceso de cambio que, si se quiere en el plano de lo constructivo, hubiera posibilitado mayoritarias soluciones a nuestra problemática actual, no ha surtido el efecto esperado.
La toma de conciencia del uso efectivo de la tecnología respecto del uso ocioso de la misma, también es una referencia de análisis que poco me compete a mí pero que es necesario mencionar ya que influye en la consideración final. Desde la llegada de internet a la Argentina ¿para qué necesito y quiero una computadora? ¿Cómo me apropio de las nuevas tecnologías?
“Del análisis hasta aquí realizado se desprende que la noción de apropiación refiere a un concepto complejo en su constitución por las distintas dimensiones que en el intervienen.  Y  que  su  consideración  resulta  oportuna  para  la  elaboración  de  proyectos  de capacitación  docente  que  pretendan  promover  la  inclusión  de  las  TIC  en  los  procesos  de  enseñanza  y  aprendizaje.  Puesto  que dicho  concepto  conlleva  trascender  la  mirada  instrumentalista,  la  cual  implica  una  mera  repetición  de  acciones  sobre  la  base  de las tecnologías, pero que no la promueven como recursos para la creación, expresión, producción e intercambio cultural en sujetos capaces de integrarla a su vida cotidiana de manera crítica y desligada de los imperativos mercantiles de uso” [11]
La Educación de las nuevas tecnologías, enmarcadas en los diseños curriculares, no ha encontrado espacio en los Institutos de formación docente, pero tampoco ha encontrado un desarrollo avanzado por parte de sus promotores y promotoras. Es el caso puntual de la concientización sobre la utilización juiciosa de las redes sociales que, si bien nos atañe a todos y todas en la tríada Familia – Docente – Escuela, ¿no debería abordarse en las áreas de tecnologías con el fin de promover actividades reflexivas y responsables? ¿Cuánto ayudaría en ese sentido una campaña de redes sociales en favor del cuidado ambiental? ¿Cuán bien haría que los y las estudiantes difundan la historia o las matemáticas desde una página web? Todas esas preguntas me llevan al siguiente punto ¿Por qué no se hace? Desde ya que amalgamar todo en una órbita de conjunto conlleva una elaboración, una proyección y un trabajo extra que no muchos y muchas están dispuestos y dispuestas a hacer. Y a veces uno como docente choca con el blindaje tecnológico. En mí caso particular tuve que aprender a diseñar una revista porque no encontré la ayuda esperada en el sector indicado. Y hubiera sido fantástico, como indican Ormaechea y Cardozo, poder potenciar en conjunto y creativamente una actividad tan interesante.
“A  raíz  de  esto  podríamos  afirmar  que  hay  un  grado  alto  de  apropiación  entre  los  estudiantes  de  los  profesorados  universitarios aquí trabajados, pero que se circunscribe hacia un ámbito privado de uso, que no es propiciado de manera institucional aunque la universidad  cuente  con  el  parque  informático  requerido.  El  problema  central  no  es  la  falta  de  equipamiento  tecnológico  y  desconectividad  por  parte  de  dicha  institución  educativa  (lo  que  se  puede  adquirir  por  medio  de  los  diversos  planes  nacionales  para fomentar el uso), sino que son las condiciones de acceso y apropiación pensadas o no dentro de los proyectos educativos. Por  ello  consideramos  que  se  debería  seguir  profundizando  sobre  estas  cuestiones  a  la  hora  de  planificar  políticas  públicas  de incorporación  de  tecnologías  en  el  ámbito  de  la  educación. Particularmente,  nos  preocupa  el  problema  de  formar  a  los  futuros docentes  para  que  puedan  operar  como  agentes  facilitadores  incorporando  las  TIC  en  los  procesos  de  enseñanza  y  aprendizaje, preparando  a  actores  que  puedan  apropiarse  de  dichas  tecnologías  y  que  puedan  luego  orientar  procesos  de  apropiación  crítica de ellas”. [12]
Si bien no coincido en que la problemática está en el ámbito de lo público, sino también de lo privado (muchas familias no tienen el mismo poder adquisitivo que otras pero hacen el esfuerzo), es interesante lo que se plantea en cuanto a la apropiación por parte de los futuros y las futuras docentes como engranaje de una integración mucho mayor. Pero en ello, quienes autonomizan los laboratorios informáticos, deben abrir un mundo que muchas veces está cercado y cercenado. Debemos participar críticamente en la función del docente, pero también de nuestros propios individualismos. Por supuesto expandir al plano de lo proyectual lo colectivo por sobre lo individual porque, de ese modo, será una desarticulación eterna. Y en ello va la necesidad de una planificación deliberada.
“En rigor, nadie le enseña a hablar a nadie. Uno aprende en el mundo, en la propia casa, en la sociedad, en la calle, en el barrio, en la escuela. El habla, el lenguaje propio, es una adquisición. Uno aprende el habla socialmente” [13]
Si, como dice Freire a cerca del habla, hubiéramos dedicado este tiempo de avances tecnológicos en lo teórico a una práctica saludable de los mismos, probablemente en la situación de Pandemia en la que nos encontramos, los Institutos de formación docente y las Universidades habrían cumplido el cometido. Y si los encargados y las encargadas de promover el área tecnológica asumieran esa tensión para apropiarse de la teoría, el saldo sería mucho más beneficioso. 

Conclusión

Los investigadores y las investigadoras en el campo de la conectividad o (des)conectividad han planteado un punto de quiebre que ni los mismos experimentos pudieron prever.
No es poco significativo que el método haya sido desarticulado en reiteradas ocasiones, como tampoco lo es que cada paso hacia adelante conlleva dos hacia atrás (a veces más).
Incluso es más bien individualista querer funcionar de nexo de proyectos utilizando las fuerzas creativas de otros y otras. A tales efectos, y en vista de lo investigado y de las diferentes visiones, entiendo que en primer lugar hace falta que prime lo colectivo pero también que quienes se encargan de las áreas de difusión de las nuevas tecnologías educativas se muestren proactivos en favor del conjunto. Entonces, dando vuelta la tríada Familias – Docentes – Escuela, la última se antepone a la posibilidad de brindar una Educación que alcance lugares imposibles. Pero, insisto, debe existir un proyecto de trabajo estable y permanente que exige una tarea que no muchos educadores y muchas educadoras pretenden asumir más allá de la teoría. A veces porque conlleva tiempo. Otras porque no se puede. Las más de las veces por el individualismo.
Los programas de educación vía web o televisiva parten de su propia contradicción en estos tiempos, en tanto y en cuanto no se genere un fuerte plan de eliminación de la brecha tecnológica. Porque cuando hablamos de las desigualdades educativas tanto como las del plano económico, también debemos sumar la brecha tecnológica. No todos ni todas tienen la misma accesibilidad.
Y en ello debemos remarcar sostenidamente lo que acontece con los planes de Educación, con la revalidación de proyectos que se instauraron para disminuir la brecha o de acciones que difundan la verdadera posibilitación del acceso al mundo tecnológico.
La forma de llevar adelante una integración de las nuevas tecnologías al campo académico, y por ende al educativo, ha fallado. La crítica y los llamados de atención no fueron moderados y puestos en las mesas de discusión. Se brindó un discurso positivista de lo efectivas que eran las nuevas tecnologías pero no se pensó en la raíz del problema, mucho más allá de los límites permitidos. Es de considerarse que ante el eventual cambio de rumbo del período 2003 – 2015 (con un Estado más participativo y progresista en cuanto a los cambios efectivizados) a un viraje brusco de la propuesta de Estado de 2015 – 2019, se generó un vacío que consolidó la brecha educativo – tecnológica que, en lugar de cualificar lo hecho, lo detuvo, archivando en el olvido los desarrollos para una Educación más conectada. Entonces la Educación científica no se permitió el empirismo de las investigaciones y se instaló el innatismo. Todos los logros fueron, a posteriori, por empuje más que por racionalización.
Las rupturas de procesos socavaron un cambio de paradigma necesario para la Educación. Y pronunciaron en nombres de curiosas significaciones hereditarias de otros gobiernos, un discurso de justificación para ajustes innecesarios y discontinuas promociones a la conectividad. Se produjo  un sismo (en tanto 2015-2019) de la producción de aulas interconectadas del período anterior que también llegaba golpeado hacia 2015.  
En lugar de brindar accesos, restringieron los aciertos y desarmaron proyectos educativos de fuertes ambiciones. En ese interregno, la Educación nuevamente volvió a ser una incógnita sin la igualdad de derechos que pretenden, no solo el diseño del nivel secundario que todavía data de 2006, sino también los que llegaron a establecerse en 2019 bajo la gobernación de María Eugenia Vidal en donde expresa la necesidad de que, tanto en primaria como en secundaria, se produzca un desarrollo tecnológico a la altura de los requerimientos científico – técnicos actuales, enmarcando, específicamente en el nivel secundario, la necesidad de desarrollo de habilidades socializadoras comprendidas en una educación de proyectos digitales cuasi orientados a la robótica y la energía. ¿Están capacitadas todas las instituciones del país para desarrollar un proyecto de tamaña envergadura?
En ese sentido debemos recordar que las plataformas educativas también fueron pensadas como una herramienta. Tanto Classroom como Edmodo, de países muy distintos al nuestro, no pueden saldar la deuda de la falta de contacto humano. De la preeminencia de un contacto visual que permita vislumbrar una emoción. Y así, el Zoom o el Google Meet acompañan pero no solucionan.
No se trata de la capacitación, pues ya hemos comprobado que las infraestructuras de años de lucha indiscriminada han llevado al equipamiento de las Escuelas. Pero sí se trata de una articulación de las áreas tecnológicas de las Escuelas respecto de los planteos nacionales para reencontrarse entre docentes y en la amplitud de la participación. Insisto, es muy necesario concientizar sobre la utilización de las redes sociales y su uso responsable.
Pero también se trata de que los Estados asuman los proyectos de antecesores con responsabilidad y no desarmen un trazado de años. Porque en definitiva los gobiernos se instalan, como es el caso de la Argentina, por cuatro años, quizás ocho y luego deben ceder el poder. Quienes quedan son los ciudadanos y las ciudadanas. Y las Escuelas nunca pasan de moda.
Así como Netflix refrita viejas cintas infecto contagiosas, pandémicas y trágicas, la Educación se mantiene en su fase más absoluta y propia: la presencia en el aula. Nada que se eduque con la  palabra puede ser verdaderamente transmitido por una nueva tecnología si esta no es debidamente explicada y llega a dónde debe llegar.
En donde haya un o una estudiante sin conectividad, tanto el estado como las empresas así como los impulsores de las NTICx han fallado, y en eso me vale, a título personal, el mal uso de las redes sociales para las cuáles, ya es tiempo, comenzar a concientizar desde todos los espacios pero, sobre todo, de los tecnológicos. No es de hoy, es de siempre.
Visto en la actualidad de pandemia, me doy cuenta de que, a lo largo de este artículo, la realidad es otra. Las nuevas tecnologías siguen siendo una herramienta que acompaña pero distan de ser la solución. Por el contrario potencian las desigualdades reales. La brecha tecnológica es exponencialmente parecida a la social. Es tiempo de que se vuelvan a reconsiderar los debates sobre el aporte efectivo que pueden hacer las NTICx. De lo contrario, seguiremos nadando en un vacío individualista con acceso de pocos. Esta pandemia me deja, y me hago cargo, la sensación de que las nuevas tecnologías para el aula han fracasado. La tecnología no resolvió el problema de fondo. No existe una posibilidad en donde el cien por ciento de los y las estudiantes no pueda acceder. Eso no es un aula virtual, es una brecha más.

Bibliografía utilizada
- BRACHI, Claudia. Diseño curricular de la Provincia de Buenos Aires. Marco general para el ciclo superior. Servicios ABC, La Plata, 2010.
- TOLEDO, Marcelo Alejandro. El  aula virtual como auxiliar en la enseñanza de la matemática. II Jornadas sobre Experiencia e Investigación en EaD y Tecnología Educativa en la UNC.  Programa de Educación a Distancia, Secretaria de Asuntos Académicos.  UNC. - 1a ed. - Córdoba: Universidad Nacional de Córdoba, 2011. 

- HERNÁNDEZ, Ronald M. Artículos de revisión Impacto de las TIC en la educación: Retos y Perspectivas. Universidad San Ignacio de Loyola, Lima, 2017.

- FREIRE, Paulo. Cartas a quien pretende enseñar. Siglo XXI editores, Buenos Aires, 2002.

- MAGGIO, Mariana. La enseñanza re-concebida: la hora de la tecnología. UTN digital. http://www.inspt.utn.edu.ar/pdf/aprender_para_educar.pdf  2012.

- CUKIERMAN, Uriel Rubén. Los desafíos de la era digital. UTN, Buenos Aires, 2010.

- CARDOZO, Francisco Javier; ORMAECHEA, Cielo Luciana. La apropiación de las tic en los futuros docentes el caso de los estudiantes de profesorados de la universidad nacional de general Sarmiento. UNGS, General Sarmiento, 2009.


[1] BRACHI, Claudia. Diseño curricular de la Provincia de Buenos Aires. Marco general para el ciclo superior. Servicios ABC, La Plata, 2010.
[2] Ibid. Ibídem. PP. 20.
[4] TOLEDO, Marcelo Alejandro. El  aula virtual como auxiliar en la enseñanza de la matemática. II Jornadas sobre Experiencia e Investigación en EaD y Tecnología Educativa en la UNC.  Programa de Educación a Distancia, Secretaria de Asuntos Académicos.  UNC. - 1a ed. - Córdoba: Universidad Nacional de Córdoba, 2011.
[5] HERNÁNDEZ, Ronald M. Artículos de revisión Impacto de las TIC en la educación: Retos y Perspectivas. Universidad San Ignacio de Loyola, Lima, 2017.
[6] Ibid. Ibídem. PP. 331.
[7] Ibid. Ibídem. PP. 334.
[8] FREIRE, Paulo. Cartas a quien pretende enseñar. Siglo XXI editores, Buenos Aires, 2002.
[9] MAGGIO, Mariana. La enseñanza re-concebida: la hora de la tecnología. UTN digital. http://www.inspt.utn.edu.ar/pdf/aprender_para_educar.pdf  2012.
[10] CUKIERMAN, Uriel Rubén. Los desafíos de la era digital. UTN, Buenos Aires, 2010.
[11] CARDOZO, Francisco Javier; ORMAECHEA, Cielo Luciana. La apropiación de las tic en los futuros docentes el caso de los estudiantes de profesorados de la universidad nacional de general Sarmiento. UNGS, General Sarmiento, 2009.
[12] Ibid. Ibídem. PP. 6.
[13] FREIRE, Paulo. Cartas a quien pretende enseñar. Siglo XXI editores, Buenos Aires, 2002.

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